miércoles, 1 de junio de 2011

Pájaro violento / Enrique Rodríguez Araújo

La mudanza de una madre con su hija (Amalia) que “partieron de nuevo sin llevarse nada”, al inicio de la historia, no es solo el salir de dos personajes al espacio exterior, si no además la puesta en escena (la página) de una escritura que pone en crisis tradicionales modos de narrar historias. Pájaro violento es tanto un enmarcado narrativo cruzado por un juego justamente violento (válgame la repetición del adjetivo) de relatos y personajes que sobreviven (se van destruyendo en) el transcurrir de las páginas, como una estructuración lúdica del género novelístico. Enrique Rodríguez Araújo pertenece a esa tradición, verbigracia el Quijote como “punto de partida”, que entiende la novela como un espacio compuesto por urdimbres gramaticales provenientes de todos los géneros literarios. De ahí la concurrencia de esos varios modos (novelístico, minificción, periodismo, ensayo, dramaturgia) de la expresión escrita, y de esas varias historias que terminan siendo una, gracias a un enhebrar excedido (en un sentido de ganancias).                       

                                                
Pablo De Cuba Soria
College Station / 2011

Los ojos de los árboles / Juan Fernando Romero Tobón

Asumir el mundo como escritura, como algo a descifrar, como una cartografía amorosa, en donde se confunden el silencio, el enigma del olvido o la sonrisa delicada de algo o alguien, es uno de los peregrinajes de este libro de Juan Fernando Romero, que deambula lo mismo que el viento por el planeta y no distingue entre los viajes del afuera y el adentro porque tiene la certeza de que todo viaje es unidad entre lo que vemos y lo que se incorpora definitivo a nuestra vida y el tejido de los sueños.

Lo que me bastaría decir, más allá de los elementos aquí insinuados, es que Los ojos de los árboles es un libro sólido, lleno de resonancias. Un libro seguro de su ritmo y de lo que quiere nombrar. Juan Fernando Romero sabe que la creación artística es ante todo experiencia interior, un intento de expresar el mundo a través del “sentido oculto de la escritura, el tejido majestuoso de las palabras”.

                                                         Guillermo Martínez González